«Por sus páginas ha pasado la historia y la intrahistoria, la antropología y la etnografía el arte y el folklore, el ensayo y la creación literaria, la opinión y la crítica… En definitiva, el ser, el sentir y el vivir de los hombres de nuestras tierras.»
Con este análisis retrospectivo que desde el editorial de L’Aceña se realizaba cuando en el primer trimestre del 2004 se cumplían tres años del inicio de esta publicación, iniciamos la presentación de su número 12 que ilustraba su portada con la imagen del sepulcro del caballero Anton de Ledesma, cuya antigüedad se remonta al primer cuarto del siglo XV y que podemos encontrar en la iglesia románico-mudéjar de Santiago, iglesia a la que también en este ejemplar se le dedica un detallado reportaje al igual que se hace con la “Catacumba” de Peñarandilla ya descrita, en marzo de 1926, por Luis Bello, insigne albense, aunque con escasa relación con la tierra que le vio nacer de la que no conservaba «raíces familiares, ni otro bien, ni otra tierra que la de alguna tumba.»
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