lunes, 24 de octubre de 2011

JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS: el viento, los espejos, el tiempo.

Sólo espejismos de la tecnología: el Google Earth quiere hacerme creer que 10209,16 kilómetros me separan en este momento de Alba de Tormes. Totalmente falso, estoy ahí, como hace unos meses lo estuve por primera vez, recorriendo sus calles y mis recuerdos.

Parece estar tan lejos en el tiempo, aunque tampoco es cierto, aquella ciudad de Mar del Plata, la mítica “Ciudad Feliz” de la costa atlántica de la Argentina. Esta ciudad que en los comienzos de los 60 vio andando por sus calles a un abuelo y al menor de sus dos nietos camino a hacer algunas compras diarias, y que con ese simple pretexto, se embarcaban en lo que para mí hoy son charlas imborrables. Mi abuelo era Juan Sánchez Rojas, hermano de José.

Me contaba innumerables historias de las andanzas de su hermano “Pepe”, que a mi corta edad las vivía como verdaderas aventuras, y que hoy las recuerdo como una suerte de paroxismo romántico muy español. Rememoro en este instante las comparaciones que mi abuelo hacía con las gestas quijotescas, que en ese momento casi no entendía, y que ahora aprecio en su enorme dimensión trágica.

También debo confesar, que cuanto más y más me adentro en las vivencias y en la obra de José Sánchez Rojas, más me convenzo que fue una persona singularmente especial, con muchísimas luces y, como todos nosotros, con muchas sombras.

Por eso, quizá, y pese a mi asombro inicial y con el convencimiento que nada es casual, no me llamó tanto la atención que la calle que lo vio nacer se llamara Calle del Viento. Cómo se tendría que llamar sino la calle donde naciera quien fuera llevado por la vida como una ínfima partícula sin destino cierto, y al sólo arbitrio de fuerzas que jamás pudo terminar de entender y mucho menos controlar. Su cuna y su condena: EL VIENTO.

Vivió en años de fuertes vientos y vendavales de todo tipo. El “último bohemio” como fue señalado por algún contemporáneo suyo, tuvo una personalidad profunda; una formación y una práctica académica significativa; una actividad multifacética dentro de la palabra escrita; pero además tuvo un fuerte compromiso político y social con su realidad; y tampoco se callaba nada; alguien así difícilmente pudiera salir indemne. Alguien así gana enemigos poderosos por doquier. Alguien así puede terminar, como lamentablemente terminó, en manos del peor de los enemigos: LOS ESPEJOS.

Esos mismos espejos que le mostraban la imagen de su propia destrucción, y que él se encargaba de girar hacia una sociedad que no quería mirarse tal como era. Por eso se lo castigó después de muerto con el peor de los castigos que se le puede aplicar a un personaje público: una tumba anónima. Pasaron 75 años para que se diera fin a ésa ignominiosa situación.

A una persona de la estatura de José Sánchez Rojas no se la va a olvidar con facilidad, pero igualmente no nos podemos quedar tranquilos: hay que actuar en consecuencia. Por esto mismo es la gran importancia que tiene éste espacio creado y dirigido por mi amigo Gerardo Nieto Arias; por eso éste, mi humildísimo aporte, de poner a disposición de éste blog copia de la casi totalidad de un capítulo de “Las mujeres de Cervantes”, que azarosamente se encuentra en mi poder; consciente, además, que estamos librando una batalla tremendamente desigual contra el más feroz y despiadado “olvidador” de personas entrañables: EL TIEMPO.

MARTÍN MARTUCCI
martinmartucci@hotmail.com
Mar del Plata – Argentina
Octubre de 2011

Pulsar sobre la imagen para acceder a la copia del manuscrito de José Sánchez Rojas.

Documento confeccionado a partir de imágenes fotográficas facilitadas por Carlos Martín Martucci (sobrino-nieto del autor) que gentilmente ha atendido nuestra solicitud de efectuar su presentación en este espacio dedicado al escritor albense que hoy se enriquece con esta valiosa aportación. Lamentablemente, el deterioro de su última página ha imposibilitado la completa recuperación del manuscrito que, con ligeras variaciones, conformaría el capitulo dedicado a La Generosa en Las mujeres de Cervantes (año 1916) y posteriormente, y bajo el titulo El patio de Monipodio, sería publicado –que sepamos- en El Heraldo de Madrid (04-09-1922) y en La Esfera (19-04-1924).

2 comentarios:

  1. Buenas noches, Gerardo Nieto Arias:

    He llegado hasta aquí buscando información sobre José Sánchez Rojas, y he visto que hay un tesoro en las 34 entradas dedicadas a este gran escritor, de biografía tan interesante, que me ha encantado conocer gracias a un compañero de lecturas que también ama a Cervantes y a Salamanca.
    He subido una entrada en mi modesto blog, enlazando este tan magnífico.
    Muchísimas gracias por todo lo que se muestra tan interesante.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Agradezco sinceramente su comentario al tiempo que celebro que mi aportación al conocimiento de la obra de José Sánchez Rojas le resulte intersante y de utilidad.

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