No nos ha pasado desapercibida, ni mucho menos, la reciente apertura en Alba de Tormes del nuevo Museo Carmelitano que, apenas inaugurado, ya se ha embarcado en el proyecto de ampliar a 900 los 170 m2 actuales y dotarle de una nueva escalera que permita un recorrido más fluido, acceso para personas con movilidad limitada, audioguías individuales, salas de restauración y almacenaje de seguridad, entrada independiente de la iglesia… y que pretende estar finalizada antes del comienzo de los próximos centenarios teresianos, culminando de ésta manera un largo e ilusionado periodo dedicado a la restauración de la iglesia, convento y obras de arte.
Situado tras el retablo del altar mayor de la iglesia, el nuevo museo expone en sus dos Camarines –alto y bajo– y algunas salas anexas diversos objetos históricos y obras de arte celosamente conservadas por la comunidad carmelitana, al tiempo que permite, y este es su principal atractivo, el acceso hasta la urna de Jacques Marquet en la que reposan los restos de Teresa de Jesús, lo que constituye la esencia y epicentro de este espacio museístico al que confiere un intangible valor espiritual y que, a buen seguro, actuará como reclamo de primer orden para fieles, devotos y turistas que podrán experimentar, en la misma cabecera del sepulcro, un contacto más cercano con la Santa.
Paralelo a esta connotación espiritual, la cantidad y calidad del material expuesto representa una importantísima aportación a la oferta cultural de Alba de Tormes que, unida a la que hasta ahora disfrutábamos (Museo Arqueológico "Padre Belda", Iglesias, Castillo y otros edificios históricos), revitaliza el atractivo turístico de nuestra localidad.
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