«En la dramática duermevela de la noche se produce un formidable estruendo; rojas llamas, en danza macabra, parecen alcanzar el cielo mientras bailan descompasadamente en el espejo del río. Se derrumban las altas galerías, la torre del Rey, la del Arzobispo… primero por las llamas y después por la piqueta.»
De esta forma, un tanto novelada, describía José Sánchez Sánchez, en su libro Soñando en la ribera del Tormes
(Salamanca-1986), el incendio del castillo de Alba ocasionado, según él, por el ejército napoleónico en su huida, a través de Alba, después de haber sido derrotado en la batalla de los Arapiles en la tarde del 22 de julio de 1812.
Algunos autores adelantan el siniestro unos años atribuyéndolo al general francés Kellerman quien habría ordenado su destrucción tras la Batalla de Alba (28-11-1809), y otros lo posponen hasta 1813 imputándolo también a las tropas invasoras en su definitiva retirada de la villa. Sin embargo, lo cierto es que este suceso tendría lugar apenas unas semanas antes de la fecha apuntada por José Sánchez, si bien es verdad que, en contra de la creencia popular y de lo afirmado por este y otros autores, no habría sido producido por manos francesas debiendo buscar su origen en el guerrillero y brigadier español Julián Sánchez “El Charro” quien, ahora hace doscientos años, le prendió fuego atendiendo la orden de demolición cursada por Sir Arthur Wellesley, Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo y, a la sazón, General en Jefe del Ejercito Aliado que, tras la rendición de los fuertes de Salamanca y la consiguiente retirada de las tropas francesas que ocupaban Alba de Tormes, pretendía evitar la posibilidad de posteriores atrincheramientos enemigos.
Los estragos producidos por los combates desarrollados en sus inmediaciones, y especialmente este incendio del que ahora se cumple su efeméride, producirían la ruina del recinto cuyas paredes aún permanecerían en pie el tiempo suficiente para que algunos artistas como Genaro Pérez Villaamil en 1842, Francisco Javier Parcerisa en 1865 o Gustave Dore en 1874, pudiesen reflejarlo en sus grabados y litografías.
El paso del tiempo, la dejadez y abandono de sus propietarios y el acopio de materiales realizado por algunos vecinos de Alba que comprarían sus piedra “a dos reales el carro”, desmantelarían definitivamente este baluarte del que únicamente su Torre de la Armería, también en lamentable estado, se mantendría vigilante hasta nuestros días en los que, felizmente restaurada, permite que nos hagamos una idea de la pasada grandiosidad del que fue castillo-palacio de la casa de Alba.
ENLACES, TEXTOS E IMAGENES RELACIONADOS:
Toque a reloj suelto: Los fuertes de Salamanca - el castillo de Alba
«1813. Los franceses se retiran definitivamente de Alba y pegan al marcharse fuego al Castillo»
(Fernando Araujo. Guía histórico descriptiva de Alba de Tormes. Salamanca-1882)
«… siendo muy habitado por la familia ducal hasta el incendio de 1813 por las tropas napoleónicas.»
(Cartillas excursionistas “Tormo” VIII. Madrid-1931)
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Genaro Pérez Villaamil - 1842 |
«Hasta 1813 (en que la fortaleza sufrió importantes descalabros, ocasionados por los franceses) fue residencia preferida por la familia ducal.»
(Antonio Álamo Salazar. Senda emocional de Alba de Tormes. Palencia-1952)
«Los estragos de la guerra con los franceses desmantelaron esta opulenta mansión hasta entonces conservada con esmero; los del tiempo y el abandono han acabado de desmoronarla.»
(José María Quadrado. España. Sus monumentos y arte, su naturaleza e historia. Barcelona-1884)
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Genaro Pérez Villaamil - 1842 |
«La ruina definitiva de este castillo de Alba de Tormes se produjo durante la guerra de la Independencia, en 1812, después de una breve estancia en él de José Bonaparte. La fortaleza fue incendiada y sus almenas mordieron el polvo con la caída de sus venerables muros. Pero más resistentes que estos, más duraderos que el bronce, son los hechos de los personajes históricos que en él tuvieron su cuna y su morada.»
(Luis Martínez de Irujo y Artázcoz. ABC 22-06-1961)
«… después lo ocuparon y fortificaron los franceses durante la guerra de la Independencia, y al evacuarlo éstos, el brigadier guerrillero Julián Sánchez le prendió fuego, en 1813, dando principio a su despojo y ruina…»
(Manuel Gómez Moreno. Catalogo Monumental de España. Madrid 1967)
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Genaro Pérez Villamil - 1842 |
«El titulado castillo era un antiguo palacio del duque de Alba situado en la altura de la villa sobre la cabeza del puente, dominando el pueblo y la pradera de san Gerónimo: los enemigos en el año de 1809, ya por el local como por un torreón de toda consistencia, lo fortificaron para asegurar guarnición que conservase el puente y la villa, la cual en repetidas ocasiones pasó de tres mil hombres, incluso algunos caballos, y cuatro piezas de cañón para jugar en batería. En el año de 1812, obligados a abandonar el Tormes retiraron todo su tren dejando intacto el edificio y fortificación, que quemó y destruyó enteramente el brigadier don Julián Sánchez apenas aquellos lo evacuaron: así fue, que sólo existía la torre con varios portillos al pie, y paredes viniéndose á tierra por sí solas como pasadas con el incendio; y aunque el general Castaños mandó al corregidor de Alba don José Escudero lo reparase, supuesto debía quedar en él una guarnición, le contestó ser totalmente imposible, que no había cubierto alguno, y que cualquiera tropa sería víctima de las ruinas que subsistían.»
(Diario de la defensa del Castillo)
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Francisco Javier Parcerisa - 1865 |
«El enemigo retiró su guarnición de Alba de Tormes luego que oyó la rendición de los fuertes de Salamanca; y he mandado que las obras de ambas plazas sean destruidas.»
(Gaceta de la Regencia 16/07/1812)
«Se han hallado grandes depósitos de pertrechos militares y vestuarios en los fuertes de Salamanca, cuyas obras, así como las de Alba de Tormes, han sido demolidos por disposición de lord Wellington.»
(El Conciso 18/07/1812)
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Gustave Doré - 1874 |
«En esta villa tan descuidada, donde se ha borrado el culto a la tradición, donde se estropeó para siempre la linda iglesia bizantina de San Juan, donde manos pecadoras tiraron la ermita de la Cruz, donde se deshizo el alcázar de los duques, no por las balas francesas sino por la codicia de unos y la incuria de los otros,...»
(José Sánchez Rojas. El Adelanto 26-09-1911)
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Fotografía: Felix Briz |
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Aspecto actual |
Muy interesante éste articulo, gracias por darnos a conocer la historia de la villa de Alba de Tormes.
ResponderEliminarUna historia con triste final para los albenses. Según el historiador Antonio Ponz, hasta antes de la Guerra de la Independencia, el Castillo se presentaba en perfectísimo estado de conservación. Atendiendo a las descripciones que hace en su obra "Viage de España" en 1783, me atrevo a decir que si no hubieran ocurrido estos hechos hoy día tendriamos en Alba un magnifico y bien conservado Castillo-palacio
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