Y no deje usted de caminar, querido Bello; de caminar anda que te anda, por los caminitos de España. (Azorín)
Integrante del movimiento regeneracionista español, político, escritor y, sobre todo, periodista, es Luis Bello otro de esos hombres olvidados aún a pesar de que su trayectoria profesional y humana marcó huella en cuantos le conocieron.
Nace en Alba de Tormes el 6 de diciembre de 1872 aunque pronto se traslada a Luarca, localidad asturiana en la que su padre obtiene nuevo destino como juez municipal. Con cinco años llega definitivamente a Madrid donde inicia sus estudios y tras finalizar los de Derecho, trabajará algún tiempo en el bufete de José Canalejas.
Pronto se siente atraído por el periodismo, su verdadera vocación, y con veinticuatro años comienza a trabajar en El Heraldo de Madrid. De allí pasa al Imparcial y más tarde al diario España. Funda La Critica, dirige Los Lunes del Imparcial, escribe para El Mundo, La Esfera, La Voz, El Radical..., crea la revista Europa, dirige El Liberal de Bilbao, y finalmente arriba a la redacción de El Sol desde donde iniciaría la obra por la que principalmente sería conocido: una campaña en pro de la escuela nacional que le llevaría, durante algunos años, a realizar un recorrido por toda España visitando sus escuelas y escribiendo sus impresiones en unos artículos que despertarían el interés y la admiración de sus lectores.
Diputado a Cortes por la localidad de Arzúa (años 1916-1917), resulta nuevamente elegido Diputado tras la proclamación de la II República (por Madrid primero y más tarde por Lérida), formando parte de la comisión que redactó el texto constitucional y presidiendo, también, la Comisión del Estatuto para Cataluña. La actividad política no le aleja del periodismo y durante esta etapa dirige el diario republicano Luz al tiempo que continúa colaborando con El Sol. Como consecuencia de la revolución de octubre de 1934 es encarcelado en Barcelona junto a su amigo Manuel Azaña fundando, tras su liberación, el semanario Política.
Una úlcera de estómago pone fin a sus días en Madrid un 5 de noviembre de 1935 causando un hondo pesar en círculos políticos y periodísticos y dejando tras de sí un legado de múltiples artículos periodísticos además de sus obras El tributo a París (1907), Ensayos e imaginaciones sobre Madrid (1919), Una mina en la Puerta del Sol (1913), la novela El corazón de Jesús (1907), Historia cómica de un pez chico (1922), Viaje a Italia y otros viajes, En el país de la calderilla y, sobre todo, su monumental Viaje por las escuelas de España.
Y es precisamente de esta, de su principal obra, de su Viaje por las escuelas de España, de la que nos servimos al evocar la figura de este político, escritor y periodista al que algunos llegaron a considerar como un miembro menor de la Generación del 98 y que en Alba de Tormes prácticamente pasó desapercibido, si bien es cierto que tampoco él demostró mucho interés por su tierra natal de la que no conservaba «raíces familiares, ni otro bien, ni otra tierra que la de alguna tumba.»
Hoy, en un modesto intento de rescatarle del olvido, añadimos a este esbozo biográfico una muestra de su obra consistente en la recopilación de los artículos resultantes de su periplo pedagógico por tierras salmantinas que, no sin cierto atrevimiento, titulamos Viaje por las escuelas de Salamanca.
Nace en Alba de Tormes el 6 de diciembre de 1872 aunque pronto se traslada a Luarca, localidad asturiana en la que su padre obtiene nuevo destino como juez municipal. Con cinco años llega definitivamente a Madrid donde inicia sus estudios y tras finalizar los de Derecho, trabajará algún tiempo en el bufete de José Canalejas.
Pronto se siente atraído por el periodismo, su verdadera vocación, y con veinticuatro años comienza a trabajar en El Heraldo de Madrid. De allí pasa al Imparcial y más tarde al diario España. Funda La Critica, dirige Los Lunes del Imparcial, escribe para El Mundo, La Esfera, La Voz, El Radical..., crea la revista Europa, dirige El Liberal de Bilbao, y finalmente arriba a la redacción de El Sol desde donde iniciaría la obra por la que principalmente sería conocido: una campaña en pro de la escuela nacional que le llevaría, durante algunos años, a realizar un recorrido por toda España visitando sus escuelas y escribiendo sus impresiones en unos artículos que despertarían el interés y la admiración de sus lectores.
Diputado a Cortes por la localidad de Arzúa (años 1916-1917), resulta nuevamente elegido Diputado tras la proclamación de la II República (por Madrid primero y más tarde por Lérida), formando parte de la comisión que redactó el texto constitucional y presidiendo, también, la Comisión del Estatuto para Cataluña. La actividad política no le aleja del periodismo y durante esta etapa dirige el diario republicano Luz al tiempo que continúa colaborando con El Sol. Como consecuencia de la revolución de octubre de 1934 es encarcelado en Barcelona junto a su amigo Manuel Azaña fundando, tras su liberación, el semanario Política.
Una úlcera de estómago pone fin a sus días en Madrid un 5 de noviembre de 1935 causando un hondo pesar en círculos políticos y periodísticos y dejando tras de sí un legado de múltiples artículos periodísticos además de sus obras El tributo a París (1907), Ensayos e imaginaciones sobre Madrid (1919), Una mina en la Puerta del Sol (1913), la novela El corazón de Jesús (1907), Historia cómica de un pez chico (1922), Viaje a Italia y otros viajes, En el país de la calderilla y, sobre todo, su monumental Viaje por las escuelas de España.
Y es precisamente de esta, de su principal obra, de su Viaje por las escuelas de España, de la que nos servimos al evocar la figura de este político, escritor y periodista al que algunos llegaron a considerar como un miembro menor de la Generación del 98 y que en Alba de Tormes prácticamente pasó desapercibido, si bien es cierto que tampoco él demostró mucho interés por su tierra natal de la que no conservaba «raíces familiares, ni otro bien, ni otra tierra que la de alguna tumba.»
Hoy, en un modesto intento de rescatarle del olvido, añadimos a este esbozo biográfico una muestra de su obra consistente en la recopilación de los artículos resultantes de su periplo pedagógico por tierras salmantinas que, no sin cierto atrevimiento, titulamos Viaje por las escuelas de Salamanca.
Es curioso que aquí en Salamanca hayamos dedicado una calle a Luis Bello y en Alba, su tierra natal, esta brille por su ausencia.
ResponderEliminar¡Ay de los albenses, incapaces de ver más allá de su Santa!
Menos mal que de cuando en cuando surge alguna excepción (como esta web, sin ir más lejos) que intenta abriros los ojos.