“…Que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras.”
Amado Nervo
Veo cipreses mortuorios en el campo,
y un arroyo con aguas moribundas.
Se ha detenido el viento,
y una lluvia triste resbala por mi alma.
¡Te veo, te presiento, oh muerte silenciosa!
Veo torres entre brumas con campanas calladas.
Paso a paso, lentamente, despaciosa,
te vas acercando a mí, sigues mis huellas.
Has surgido de la blanca luz de los sepulcros.
Te espero preparado, conformado,
porque sé que llegará lo inevitable.
El Otero está esperando mis cenizas humeantes,
para volverme al polvo de la tierra.
Los trigales de mi campo de Castilla
seguirán madurando en primavera
mientras te espero “ligero de equipaje”.
Luego los míos me abrigarán
con el manto de armiño del recuerdo.
José Sánchez Rueda
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Ha muerto Pepe Rueda…
Quisiera escribir…
Quisiera hablar…
Mejor que Pepe se haya despedido con este poema, según su deseo. Así me lo hizo saber hace tiempo, queriendo que lo publicara tras su muerte, aunque un buen día me llamó para decirme que le gustaría verlo en L’Aceña. Ahora con su muerte recobra su verdadero sentido.
Sea pues, esta Canción de despedida para Alba de Tormes a la que tanto amaba.
Adiós amigo. Que la tierra te sea leve.
Miguel Ángel Sánchez Santos
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