Fruto de una iniciativa vecinal surgida durante los meses de verano, el barrio de San Miguel recupera una costumbre perdida durante veinte años y vuelve a celebrar sus fiestas populares coincidiendo con la conmemoración del arcángel que dio nombre a aquella antigua parroquia en torno a la cual se consolidó, en el medievo albense, un vecindario que en estos día recuerda sus orígenes y se esfuerza por mantener sus tradiciones.
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