miércoles, 21 de febrero de 2018

El teatro


Antiguo teatro de Alba de Tormes 
"Teatro del Hospital"
(Patio de butacas, palcos y gallinero)
Foto: Gombau (1929)

FLOTA UN EXTRAÑO DESASOSIEGO
José Luis Miñambres
León, Febrero de 2018

          Allá se encuentra, junto la iglesia románica de Santiago, con torres antiguas del románico mudéjar, del viejo ladrillo que sigue ensalzando la belleza románica tan pura. A su vera surgió, como de las honduras de la tierra, el hospital de peregrinos, refugio ancestral para los hombres desolados del Camino. Pasaron los siglos y (tal vez, por efectos de los avances sociales) al lado del viejo hospital se instituyó un teatro que, más tarde, se transformaría en el símbolo de la luminotecnia: un cine ocupa ahora su lugar que fuera antaño escenario de sueños e ilusiones.
          Así debieron conocerlo ese público, en esencia femenino, que mira a la cámara como si observara un mundo distante, lejano. Los rostros de las mujeres, mayoritariamente, están obnubilados por efectos del calor y, quién sabe, de una extraña vergüenza. Las bellas columnas y las lámparas iluminadas intensifican su dolor o una extraña e ignota vergüenza. ¿Qué pueden lamentar las mujeres en su mirar? ¿Acaso un íntimo pudor que, sin culpa, nace del fondo del alma?  
          De ahí puede surgir ese inesperado desasosiego en su mirada y tal vez en sus manos laboriosas ¿De dónde habrán venido esas mujeres?. Quién lo sabe: de Alba, seguramente, sin el apoyo humano y valiente de los hombres. O de las llanuras cubiertas de pedernal del viejo Terradillos; o del Carpio lejano y antiguo, dejando la casa abandonada, con pesar seguramente. Y ¿por qué no de ese Amatos de peñas próximas a los milenarios Arapiles?
          Todo es lo mismo: la misma vida y su sorpresa al verse reflejadas en la máquina de fotografía. Por ello germina su silencio y su dolor y, ¿por qué no su alma campesina, suspirando por otros horizontes?

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