que al dulce Jesús seguía
con el látigo en la mano,
¡qué feroz cara tenía!
¡qué corazón tan villano!
(La pedrada, Gabriel y Galán)
La Soledad –de Pedro de Mena–,
el Cristo de la Salud –más conocido por
Cristo de San Jerónimo– e, incluso, La Dolorosa –de la escuela de Gregorio
Fernández– son, sin duda, las imágenes más representativas de nuestra Semana
Santa, sin embargo existen otras, menos valiosas, menos artísticas, que las
complementan y que desde siempre han despertado un especial atractivo para la chiquillería
albense. Estas no son otras que las popularmente conocidas como Los Judíos, y
más concretamente el paso de La flagelación del Señor, al que la leyenda local
siempre atribuyó un peso desmesurado y a cuyos personajes se les apodaron
con los nombres de otros similares de la
iconografía pasional de la capital salmantina: Bocarratonera y Culocolorao.
"Bocarratonera" "Culocolorao"
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