(Edición: Pedro Regalado)
LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES DEL AFECTO
José Luis Miñambres
Cuatro puntos que marcan y bordean mi vida... ¡tan frágil ya y tan...melancólica! Como el agua que corre sosegada camino del mar, que es... Salamanca. Es mejor desviar el recuerdo y pensar en los lavaderos de Alba, mirando a Carpio. Es mirada que se borra de mi corazón, sobre todo cuando, de niños jugábamos con nuestras piernecitas. Pero todo ha pasado demasiado rápido, sobre todo en nuestra alma. Ahora nos devora la rápida nostalgia, henchida de dolor, sobre todo cuando el respirar llega cargado de la muerte.
Cómo no recordar la dureza de las piedras del puente, riéndose del agua que viene de la Maya inundando las huertas y los prados, tan cerca del Torreón y la Perdiz. Ahora que está llegando la primavera y las golondrinas hacen sus nidos en las viejas tenadas del olvido, o los arricágeles, debajo de los tejados de las monjas.
Pero es triste el contenido del olvido, pura metáfora rediviva cada año. Ni siquiera descubrimos los pollos de perdiz en los Rolladales de Amatos. O el “prao guarrero”, siempre tan complejo de juncos y de cardos. Y de sueños rodados por la era ¿Picaban acaso? No lo sé, ni quiero ponerme a recordarlo.
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