Concluyeron las obras de restauración y adecentamiento de la iglesia parroquial de San Pedro en Alba de Tormes y… ¡lástima!, no solo se olvidaron de quitar, o cubrir definitivamente una lápida que recuerda a los caídos de uno solo de los bandos que combatieron en nuestra última guerra civil, sino que han retirado un cartelón que desde hacía unos años la cubría, quedado, por tanto, a la vista de cuantos por allí transitan e hiriendo la sensibilidad de muchos de ellos.
¿No es hora ya de dejar de recordar únicamente a una parte de aquellos que, bien por convencimiento, o bien obligados por encontrarse en una de las zonas contendientes, participaron en aquellos acontecimientos tan lamentables?
Parece que los responsables del clero miran para otro lado cuando se trata de aplicar el art. 35 de la Ley de Memoria Democrática (antes Ley de Memoria Histórica), dudo si por ignorancia o porque para ellos el cumplimiento de determinadas leyes es algo que llevan a cabo según convenga o no a sus intereses. No existen motivos artísticos ni arquitectónicos que recomienden mantener la lápida joseantoniana en la fachada de la iglesia parroquial (a la que sin duda acuden feligreses con distintas sensibilidades) y la cruz con los nombres de los caídos “por Dios y por España” en el entorno de la basílica; solo el empecinamiento de algunos dirigentes de esa parte de la iglesia católica más ideologizada y rancia que parece resurgir con fuerza en estos últimos años. ¿Cuándo seremos capaces de pasar la página de una vez por todas?
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